Hoy he asistido por mañana y tarde a una diversión propiamente nacional de los españoles, que es lo que ellos llaman fiesta o corrida de toros. Ha sido este día asunto de tanta especulación para mí, y tanto el tropel de ideas que me asaltaron a un tiempo, que no sé por cuál empezar a hacerte la relación de ellas. Nuño aumenta más mi confusión sobre este particular, asegurándome que no hay un autor extranjero que hable de este espectáculo, que no llame bárbara a la nación que aún se complace en asistir a él. Cuando esté mi mente más en su equilibrio, sin la agitación que ahora experimento, te escribiré largamente sobre este asunto; sólo te diré que ya no me parecen extrañas las mortandades que sus historias dicen de abuelos nuestros en la batalla de Clavijo, Salado, Navas y otras, si las excitaron hombres ajenos de todo el lujo moderno, austeros en sus costumbres, y que pagan dinero por ver derramar sangre, teniendo esto por diversión dignísima de los primeros nobles. Esta especie de barbaridad los hacía sin duda feroces, pues desde niños se divertían con lo que suelen causar desmayos a hombres de mucho valor la primera vez que asisten a este espectáculo.
domingo
Cartas Marruecos
Perteneciente a una familia acomodada, militar de carrera, ilustrado y precursor del romanticismo, JOSÉ CADALSO (1741-1782) tomó como modelo las «Cartas persas» (H 4420) publicadas en 1721 por Montesquieu, para, guiado siempre por el deseo de una España más culta, más justa y más europea, reflexionar en sus CARTAS MARRUECAS acerca de nuestra historia y los usos y costumbres de la época, así como contrarrestar las calumnias urdidas por los extranjeros. Entre los numerosísimos asuntos que en ellas se abordan figuran el patriotismo bien y mal entendido, la variedad de España y sus regiones, el elogio de Francia, la guerra y sus males, el ideal del hombre moderno, la tiranía de las modas o la falsa erudición, y muchas de las soluciones que propone -el trabajo, el progreso científico, el fortalecimiento económico, las mejoras de la vida social y la renovación de la enseñanza- preludian las de Larra y, con posterioridad, de los escritores del 98, lo que hace de esta obra -presentada en edición de Óscar Barrero Pérez- un texto fundamental para iluminar muchos de los avatares de la España moderna.
La obra, escrita en el siglo XVIII y enmarcada en el movimiento literario de la Ilustración Neoclásica, o Neoclasicismo, consta de noventa cartas escritas por tres personajes: Gazel, un marroquí que viaja por España; Ben-Beley, el maestro de éste, que permanece en Marruecos; y Nuño, un español que acompaña a Gazel
Carta LXXII
Gazel a Ben-Beley
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